21 de enero de 2001
Un año más en la eternidad es una gota en el océano del tiempo, un instante, mágico quizá, que nos recuerda que seguimos construyéndonos, viviéndonos, amándonos.
Buceamos en la vida sin entenderla, extendidos los brazos hacia el horizonte y hundidos los pies en los abismos de la materia. Izamos nuestra bandera con orgullo, esa que nos dice quiénes somos y miramos altaneros hacia el futuro mientras el presente apolilla nuestras membranas y nos va dejando sordos, mudos, ciegos...
Pero, así y todo, nos vivimos, en el presente transmutándose pasado, tocando mancos los segundos que no se detienen, mirando ciegos esos minutos que nos enmudecen